La Bella y la Bestia, Pocahontas y John Smith, La Sirenita y Eric, Cenicienta y el príncipe, Yasmín y Aladín… Los cuentos están plagados de historias de amor formadas por personas de mundos opuestos, pero ¿es así en la realidad? ¿Podría Cenicienta dejar a su madrastra e irse a vivir su historia de amor y pasión con su príncipe? Más aún ¿Podría Ariel desprenderse de su cola de pez y esperar a que Eric le ofreciese su corazón antes de que dejase de oler a pescadilla? No sé…
Según John Gray, doctor en psicología especializado en terapia de pareja, “Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus” (editorial Grijalbo mondadori). O sea, ya no somos de mundos diferentes, sino que partimos de ser de planetas diferentes… esto es alentador… pero si desde el inicio de los tiempos somos venusianas y marcianos, pues bueno, es como el europeo que se casa con una americana. Pero ¿Qué pasa cuando uno siempre es el sapo y otro siempre la princesa? ¿Cuál de los dos está en peor situación? El Sapo siempre se quejará de ser sapo y estará obsesionado con que llegue ese beso que le convierta en príncipe, pero la princesa tendrá que aguantar las continuas quejas del sapo y sus lloros por no ser príncipe
¿Qué es peor? Supongo que la situación ideal sería que el sapo asumiese que lo es y se quisiese a sí mismo como tal y que la princesa, aún así, le viese y quisiese como su príncipe. Pensadlo, todos podemos ser el sapo alguna vez.
¿Qué es peor? Supongo que la situación ideal sería que el sapo asumiese que lo es y se quisiese a sí mismo como tal y que la princesa, aún así, le viese y quisiese como su príncipe. Pensadlo, todos podemos ser el sapo alguna vez.
Creo que en realidad todos siempre hemos sidos sapos, esperando al principe o princesa para cambiarnos, pero aunque este aparesca siempre buscaremos INCONSCIENTEMENTE ser sapos..creo que en el fondo eso nos gusta.
ResponderEliminarA mi me gustan los de mi planeta, no tengo nada que añadir al respecto. Y de sapos nada, principotes geniales! jaja.
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